De la transparencia a la participación en la administración local

Han pasado más de 2 años desde la entrada en vigor de la ley 19/2013 para las administraciones locales. En este periodo se ha avanzado, fundamentalmente, en el desarrollo y proliferación de portales de transparencia, como elementos vertebradores de la publicidad activa, y en la puesta en marcha de las unidades de información y articulación de los mecanismos para dar respuesta al ejercicio del derecho de acceso a la información pública. Es decir, las entidades locales han focalizado, básicamente, sus energías en el cumplimiento de las obligaciones legales de la transparencia. Son contrastables los esfuerzos realizados por los ayuntamientos a favor de la transparencia, como pueden verse reflejados en los resultados positivos que los ayuntamientos obtienen en las diferentes evaluaciones realizadas al respecto. La evolución es real y ha sido gracias al impulso político recibido, pero, sobre todo, al papel que han desempeñado y el trabajo realizado por los trabajadores públicos municipales. No obstante, y a pesar de ello, hay que señalar que este avance que se ha producido en la transparencia legal municipal ha sido desigual en su desarrollo y resultado. No cabe duda que existe una relación causa efecto entre los resultados en transparencia local y los recursos y medios disponibles para su implementación, que existen una gran variedad de entidades sujetas a las obligaciones de transparencia en el ámbito local y que hay una diversidad de leyes autonómicas con sus diferentes niveles de exigencia, pero, ciertamente, debe afirmarse quetodavía queda trayecto de mejora posible para completar este primer estadio.

Porque, a pesar de estos esfuerzos (puesta en marcha de portales, multiplicación de Ordenanzas Municipales yCódigos de Buen Gobierno, como los realizados por la FEMP, por poner unos ejemplos), las acciones realizadas no han tenido una incidencia directa sobre la percepción que los ciudadanos tienen de la propia transparencia. Debemos seguir innovando y avanzando para superar este escenario.

En primer lugar, si queremos progresar y superar esta situación inicial de la transparencia, las entidades locales deben incorporar mecanismos de rendición de cuentas entre sus políticas municipales. Se trata de la necesaria dimensión liberal de la transparencia que va un paso más allá de la mera información de las actuaciones públicas, añadiendo el componente de justificación de las mismas ante la ciudadanía. Ya existen ayuntamientos que están trabajando, y bien, este aspecto. Es el caso de Barcelona (Decidim Barcelona) o Calviá (#notequedisindiferent) que, al instrumento tecnológico de cumplimiento de los compromisos políticos, añade actos presenciales de rendición de cuentas de la corporación municipal en interacción directa con los vecinos.

Igualmente, y este es un hecho que incluso salió a relucir en una investigación que realicé junto a Rafael Camacho y Juan Carlos García Melián para el Cabildo de Tenerife como demanda de los ayuntamientos, se debe proseguir con el trabajo realizado por la propia RED FEMP en la creación de espacios de cooperación y colaboración entre los propios ayuntamientos, promoviendo encuentros que fomenten debates y donde se compartan experiencias, se comparen e identifiquen elementos de buenas prácticas para poder incorporarlos a sus estrategias locales y avanzar en transparencia. En una Administración en red como la actual el principio básico debe ser, precisamente, la colaboración. Para ello es imprescindible escuchar la opinión y experiencia de los empleados públicos municipales, que son los que asumen el reto diario de la implementación de las políticas de transparencia. Asimismo, tanto los propios integrantes de la RED a nivel individual como la propia RED, se debe seguir el camino iniciado de realización de estudios (como el de la Situación de la implantación de la Ley 19/2013 en las entidades que componen la Administración Local de la FEMP) y creación herramientas que posibiliten, y faciliten a otras entidades, seguir avanzando en las políticas municipales de transparencia (Como la Guía para mantener y actualizar los portales de transparencia de la Diputación de Castellón o la Guía de Datos Abiertos FEMP).

Esta colaboración no debe ser sólo al mismo nivel administrativo. Se debe fomentar la colaboración interadministrativa multinivel, participando y relacionándose con las diferentes Administraciones estatales y autonómicas en los foros y organismos existentes a tal fin (como por ejemplo el Foro del III Plan de Gobierno Abierto). Además, en este tipo de colaboraciones se debe hacer valer la importancia del papel que deben tener los ayuntamientos, como administración más cercana a la ciudadana en sus demandas de transparencia.

Con carácter transversal, y como gran objetivo de fondo, se debe continuar promoviendo en el fomento de la cultura de la transparencia. Dicha difusión debe realizarse en dos dimensiones o direcciones. Por un lado, a nivel institucional, se debe trabajar la formación y sensibilización de los políticos y técnicos locales sobre la importancia que supone la promoción de políticas de transparencia en el ámbito municipal. No olvidemos que dentro de las propias consecuencias de estas políticas se encuentran el incremento de la confianza de los ciudadanos y ciudadanas en la labor de las instituciones municipales. Y, por otro lado y en un segundo nivel, se debe promocionar las actuaciones en materia de sensibilización y formación a la ciudadanía, realizando acciones innovadoras que trasciendan los formatos actuales (jornadas, cursos…el caso del juego “Ciudadanos” del Consejo de Transparencia de Chile) y ampliar el público objetivo hacia colectivos específicos con actividades segmentadas en función de su propia naturaleza (Ej. Cuentos sobre transparencia de Cartagena para niños de 6 a 8 años). Porque la información generada en las prácticas a estos dos niveles genera conocimiento y éste debe compartirse. La transparencia también es compartir conocimiento.

Acudiendo a la manida frase sobre la transparencia que la define como gobernar y gestionar los asuntos públicos en Administraciones con paredes de cristal, debe decirse que no es suficiente, que hay que superarla. Porque, además de esas paredes, es necesario que las puertas estén abiertas para que los ciudadanos puedan entrar y se conviertan realmente en actores protagonistas de la vida pública municipal. Es decir, avanzar de la transparencia a la participación ciudadana. Para conseguir ese objetivo, y partiendo de la dimensión republicana de la transparencia que establece la información del ciudadano como condición previa para su participación efectiva en los asuntos públicos, es necesario progresar en los mecanismos de comunicación y difusión de la información pública. En este sentido, las políticas de innovación pública y las herramientas y software digitales aparecen como elementos imprescindibles en esta labor (el nuevo canal de comunicación de la Red FEMP por la Transparencia y Participación Ciudadana, las redes sociales o plataformas de participación ciudadana como “Decide Madrid” del Ayuntamiento de Madrid). Pero estos instrumentos no deben entenderse como objetivos en sí mismos, sino que deben ser medios que recojan el feedback ciudadano y lo incorporen a las políticas. Estos elementos deberán completarse con acciones analógicas de participación para conseguir de manera efectiva que se puedan integrar las aportaciones de los ciudadanos en el diseño e implementación de las políticas públicas municipales. Incluso podríamos pensar e ir más allá e introducir a la ciudadanía no sólo como agente que propone sino también que como actor que colabore en la ejecución de las mismas. Si a eso se sumara una visión estratégica y transversal, entraríamos de lleno en un nuevo modelo gobernanza, más participativa, más democrática, que poseería unos mayores niveles de legitimidad ante los ciudadanos y nos situaría a las puertas del tan ansiado horizonte del Gobierno Abierto.

Todo ello debe de realizarse de manera colectiva, sumando esfuerzos y conocimientos, innovando y creando nuevas alianzas fuera de los marcos tradicionales, necesitando para ello del impulso de la voluntad política, de la experiencia, trabajo y buen hacer de los empleados públicos, de la colaboración de expertos y profesionales, y de las aportaciones de las organizaciones de la sociedad civil. Al fin y al cabo, avanzar en innovación pública, participación y en transparencia es una cuestión que nos concierne a todos. Para ello deberán destinarse medios y recursos adecuados. Eso es algo costoso, es algo obvio, pero, como decía Esther Arizmendi presidenta del CTBG, “la luz es muy cara pero la opacidad más”.


[1] Texto de la intervención que realicé en la Mesa Redonda “La visión Transparencia desde la sociedad civil”, en el Encuentro II Asamblea de la Red de Entidades Locales por la Transparencia y la Participación celebrado el 30 de noviembre de 2017 en Madrid.

Publicado en Política Comunicada. Puedes acceder al artículo en ESTE ENLACE

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